IEEE Power & Energy Magazine - Spanish - May/June 2022 - 106

ucraniano Alexey
Ivakhnenko. Los
avances en la electrónica introdujeron
mejoras en la potencia y memoria de
las computadoras durante la década de
1980, sentando las bases para el desarrollo
de redes neuronales prácticas.
Alimentadas por el algoritmo de retropropagación,
las redes neuronales marcaron
un hito en 1986 al predecir la siguiente
palabra en una secuencia. Para
fines del siglo XX, se establecieron
varias áreas prácticas de investigación
que se enfocaban en solucionar problemas
prácticos y no necesariamente
construir una máquina " que pudiera
razonar " . Así es como se estableció
nueva terminología en el vocabulario
diario, como aprendizaje automático,
aprendizaje profundo, minería de datos
y ciencia de los datos. Pese a sus
diferencias, los términos a menudo se
utilizan de manera intercambiable.
Sin embargo, algunos desarrollos
que tuvieron lugar en los primeros años
del nuevo siglo dieron
lugar a la revolución del
aprendizaje profundo
como lo conocemos en
la actualidad. Geoffrey
Hinton
y
su
equipo
crearon métodos para
entrenar redes profundas
de múltiples capas,
con una capa a la vez,
cortando los tiempos de
entrenamiento de manera
significativa. La
ley de crecimiento exponencial
de Moore en
el rendimiento y la memoria
computacional
comenzó a producirlos
de manera suficiente
y económica para
posibilitar el aumento
de aplicaciones de IA.
Los datos recopilados
y consumidos alcanzaron
una magnitud
verdaderamente grande
y pasaron el umbral
del zettabyte en 2010.
Andrew Ng entendió
cómo utilizar las GPU
para acelerar el modelo
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de entrenamiento modelo por órdenes
de 100. Estos avances provocaron el
" big bang " del aprendizaje profundo en
2011 cuando, por primera vez, la implementación
de redes neuronales convolucionales
en una GPU rápida superó
el rendimiento de seres humanos en el
reconocimiento de patrón visual.
En la
actualidad, las
aplicaciones
descentralizadas
que se
encuentran
integradas a
plataformas
de DDL han
empezado
a aparecer
en sectores
distintos a los
de las finanzas,
incluido el
sector de
la energía
eléctrica.
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DDL
La aplicación más reconocida de DDL
en la actualidad es la criptomoneda. No
obstante, el DDL puede aplicarse potencialmente
a otros usos de amplio alcance.
El DDL es un libro mayor que se
distribuye (existen muchas copias idénticas
en una red), es descentralizado
(no hay una entidad única que lo controle),
no tiene una base de confianza
(no hay necesidad de confiar en otros)
y es inmutable (es muy difícil de manipular
con registros). La creación en
1991 de un libro mayor digital seguro
con cuyas marcas de fecha no pudiera
manipularse fácilmente
se acredita a Stuart
Haber y Scott Stornetta,
quienes trabajaban en
Bell Communications
Research. Sin embargo,
un documento oficial
publicado en la cadena
de bloques de Bitcoin
bajo el pseudónimo de
Satoshi Nakamoto
en
2009, en respuesta a
la crisis financiera de
2008, inició la revolución
del DDL.
En 2010, apareció la
primera aplicación de
DDL en forma de criptomoneda
de Bitcoin.
Con la introducción de
contratos inteligents en
las cadenas de bloque en
2015 empezó la era de
las aplicaciones sin base
de confianza y descentralizadas.
En 2017 se
crearon nuevos protocolos
para conectar las
fuentes de datos reales
sin cadenas de bloques
con aplicaciones que
contienen cadenas de bloques, permitiendo
que se extendiera el DDL más
allá del sector financiero. En la actualidad,
las aplicaciones descentralizadas
que se encuentran integradas a plataformas
de DDL han empezado a aparecer
en sectores distintos al de las finanzas,
incluido el sector de la energía eléctrica
en particular (como microtransacciones
en negociaciones de mercado
de la energía local) y el Internet de las
cosas (IoT, por sus siglas en inglés)) en
general (p. ej., automatización de la fabricación,
electromovilidad y gestión
de la cadena de suministro).
Redes 5G
La obsesión de la humanidad con la
conectividad no es algo nuevo. Desde
el sistema de camino real desarrollado
por el rey persa Darío I en el siglo
V a. C. para conectar su vasto
imperio, hasta el primer mensaje de
Samuel Morse por telégrafo enviado
en 1844, y desde la invención del
teléfono móvil en 1973 por Martin
Cooper hasta la introducción de la
Red Mundial por Tim Berners-Lee en
1991, esta obsesión ha contribuido a
cambios sociales y económicos extraordinarios.
La búsqueda de la conectividad
por parte de la sociedad
se extendió a máquinas creadas por el
ser humano cuando dos computadoras
" hablaron " entre sí en un laboratorio
del Instituto de Tecnología de Massachusetts
en 1965.
No obstante, el punto de inflexión
para la conectividad entre los seres humanos
y las máquinas fue en la década
de 2010, cuando la velocidad y potencia
de las redes celulares de evolución
a largo plazo conectaron a las masas y
la visión de la IoT se popularizó. Sobre
los hombros de varias mejoras en las
redes en 2019 se lanzó la primera red
5G. Una red 5G mejora la capacidad,
velocidad, latencia y confiabilidad de
las redes anteriores por órdenes importantes
de magnitud a un costo razonable.
Los protocolos complementarios,
como la IoT de banda estrecha, han
hecho posible llevar baja potencia, baja
latencia, bajos costos, alto rango y confiabilidad
a la conectividad de las comayo/junio
2022
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