IEEE Power & Energy Magazine - Spanish - September/October 2021 - 67

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Para facilitar la transmisión de
la energía desde las ubicaciones de
generación hasta los centros de carga,
una serie de líneas de transmisión y
distribución largas y, a veces, interconectadas
de forma radial se ubican
a lo largo de servidumbres estratégicas
para conectar estas fuentes de
combustible que se utilizan desde
hace tiempo. Durante varias décadas,
diversas fuentes de financiamiento de los sectores público
y privado han invertido de manera significativa en activos
de transmisión que conectan principalmente las estaciones
eléctricas cercanas a las reservas térmicas de gas y carbón
con las principales capitales.
Los activos de transmisión pueden tener una vida útil técnica
de más de 50 años, y cuyos costos de capital superan los
cientos de millones, si no miles de millones, de dólares. En
consecuencia, es indispensable seguir maximizando el uso
de los activos de transmisión existentes sin dejar de complementarlos
con mejoras o expansiones de la red a medida que
evolucionan las fuentes de generación.
Aunque el consumo global de la red se mantiene algo
constante por el crecimiento de las fuentes de energía distribuidas,
se necesita una nueva capacidad de generación
para sustituir a las centrales que se cierran. Para llenar ese
Planificación
del sistema
integrado
espacio, el Operador Australiano de
Mercados Energéticos (AEMO, por
sus siglas en inglés) prevé que Australia
deberá invertir en otros 26-50 GW
de nuevas fuentes de energía renovable
variable (VRE, por sus siglas en inglés)
a gran escala en el Mercado Eléctrico
Nacional (NEM, por sus siglas en
inglés) para 2040. Esta cifra es comparable
a la capacidad actual instalada
total existente de generación a gran escala en el NEM. Se
espera que el ritmo de retirada de estos generadores alimentados
a carbón y gas se acelere en los próximos 20 años.
Sin embargo, las observaciones históricas recientes sobre los
retiros sugieren que el ritmo del cambio podría resultar razonablemente
mayor (véase la figura 1).
Uno de los desafíos clave a la hora de gestionar una transición
suave de la generación actual a la nueva es la necesidad
de desarrollar la producción de generación, el almacenamiento
y los activos de transmisión de una manera menos
costosa para los consumidores. Dado que los ejemplos de
desarrollo de la transmisión a gran escala en Australia
durante la última década son limitados, se necesita un marco
normativo sólido para aprovechar el valor de los aumentos
en la transmisión, tanto existentes como nuevos, para facilitar
esta transición generacional.
Por Eli Pack, Bianca Christison,
Dane Winch y Lars Narushevich
septiembre/octubre 2021
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67
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